arcoiris
Yo que sentía un vacío constante, como una pena.
Desorden, incertidumbre.
Aunque conciencia de saber que solo una misma podría sanarse.
Yo que no entendía cómo, ni siquiera por qué.
Y él, que un día apareció y tal vez, no lo rellenó su presencia,
ese vacío,
aunque, sin embargo, si me hizo enamorarme de él.
Porque a través del otro siempre resalta lo que de uno asusta, es otra forma de verse.
Y con él pude verme de todos los colores.
Y que bonito,
mirara a alguien y ser feliz,
y sentir, más que mariposas,
un huracán de adrenalina subiéndote por el pecho,
aterrizando en un corazón,
potenciando sus latidos,
dándole sentido al tiempo,
a los instantes,
en los que una simple mirada,
un insignificante momento,
se llena de valor.
Que bonito sentir amor y cuanto se aprende de él,
de ti,
de uno mismo.
Y a pesar de que nuestros caminos ya no sigan la misma dirección,
aunque no sean mis labios los que besen su boca,
ni mis manos las que puedan acariciarle,
sí es mi ser el que todavía le siente.
Porque cuando eres con alguien, aun siendo por instantes,
no hay tiempo que marchite ese sentimiento,
ni acciones que lo borren.
Porque no existe opuesto para el amor,
y con él aprendí a querer,
y ahora estoy empezando a quererme.
